*DISPONIBLE SOLO PARA DESPACHOS EN REGIÓN METROPOLITANA.
Alejandro Hernández, un académico de altísimo nivel, profesor de muchas generaciones de enólogos, gran orador y amigo, nos regala en este libro la magia de jugar con un vino sin temor a equivocarse.
Reseña
Degustar un vino es transformar el beber en una experiencia sensible, en la cual se pone en práctica la capacidad sensorial, racional y emotiva de nuestras experiencias. El mismo vino, degustado años después, es diferente, no solo porque habrá cambiado, sino porque nosotros también. El vino habrá madurado o envejecido, y nosotros tal vez, mejorado. Saber se siente bien. Las ideas fluyen y se conectan con términos explicativos. Si tenemos la oportunidad, intentamos comunicarnos. Con el tiempo, las historias pasan a ser lo más atractivo en nuestro relato. El vino deja de provenir solo de una cepa, de un terroir, de un valle o de una situación especial. Ahora es también recuerdo de lo que nos emocionó cuando lo probamos la vez anterior: el paisaje, la arquitectura, la reunión, la velada, las conversaciones, la mujer... todo lo que construye aquella ocasión en que el vino pasó por nosotros.