Cada invierno, los sarmientos podados vuelven al suelo. Triturados en la hilera, se descomponen y enriquecen la tierra. Así cerramos el ciclo de los nutrientes, devolviéndole a la tierra lo que nos entrega en cada vendimia. Este gesto, simple y ancestral, refleja nuestro compromiso con la viticultura sostenible, el equilibrio del ecosistema y el respeto profundo por el origen de nuestros vinos. Porque en Viu Manent, cada botella nace de un suelo vivo, cuidado con dedicación y gratitud.

Después de la poda, amarramos cuidadosamente cada cargador en posición horizontal. Así, cada futuro brote tiene el espacio que necesita para crecer fuerte y saludable, sentando las bases para la próxima cosecha. Esta labor minuciosa es clave en el manejo del viñedo, ya que permite una distribución equilibrada de la planta, optimiza la exposición al sol y asegura una maduración uniforme de las uvas. Es un trabajo silencioso, hecho a mano, que refleja la paciencia, el conocimiento y el respeto por cada etapa del ciclo del vino.