“Comprender los principios fundamentales del maridaje es esencial.
Esto implica entender cómo los componentes básicos de los alimentos (como la grasa, la acidez, el dulzor, la salinidad y el amargor) interactúan con los descriptores de los vinos (como el cuerpo, la acidez, el nivel de alcohol, los taninos y los sabores frutales o terrosos)” 
Patricio Vargas, Sommelier de Viu Manent

  1. Acidez: La acidez en el vino puede ayudar a equilibrar la grasa y la salinidad en los alimentos, limpiando el paladar y preparándolo para el próximo bocado.

    Por ejemplo:
    1. Maridaje por similitud: En este caso resaltan ambos productos con acideces altas.
    2. Maridaje por equilibrio: Aquí el vino cumple la función de limpiar el paladar (limpiar la grasa) por la alta acidez que contiene (vino) para otro bocado.

  2. Dulzor: Los vinos dulces pueden complementar los sabores salados y picantes de ciertos platos, creando un contraste agradable e interesante de experimentar. Además, la dulzura puede ayudar a suavizar los sabores amargos de algunos alimentos, como el chocolate negro. 

  3. Amargor: Los taninos en los vinos tintos, que contribuyen al amargor, pueden ser complementados por alimentos ricos en grasas, como carnes rojas o quesos grasos, o por alimentos con sabores intensos, como especias y productos levemente ahumados.

  1. Cuerpo: El cuerpo del vino se refiere a la sensación de peso, textura y densidad en boca, que puede ser ligera, media o completa. Los vinos con más cuerpo suelen ir bien con platos más estructurados y sustanciales, mientras que los vinos más ligeros son ideales para platos más delicados (frescos) y con menos cantidad de grasa.

  2. Sabores y aromas: Los sabores y aromas presentes en el vino, como frutas, especias, flores o notas terrosas, pueden complementar o contrastar con los sabores de los alimentos.
    Por ejemplo: un vino con notas de frutas tropicales puede realzar un plato de mariscos con salsa de mango.

  3. Equilibrio: El equilibrio en el maridaje se logra cuando ni el vino ni el plato dominan sobre el otro, sino que se complementan y mejoran mutuamente. Buscar un equilibrio entre los sabores, la textura y la intensidad de los alimentos y el vino es clave para un maridaje exitoso.

 “Es importante tener en cuenta que no hay reglas estrictas en el maridaje, y que la preferencia personal juega un papel importante. Experimentar con diferentes combinaciones de alimentos y vinos puede ser una forma divertida y educativa de descubrir qué funciona mejor para cada persona.” 
Patricio Vargas, Sommelier de Viu Manent